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Angel In The Night - 7

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Ironstarkrogers's avatar
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—Me gustas, Fionna —ella sintió el aliento de Marshall en su oído, cuando éste soltó aquellas palabras.
La humana se quedó petrificada. Sintió sus mejillas arder, y notó una leve sonrisa en el rostro del vampiro cuando éste se alejó. Marshall flotó sobre ella, quedando de cabeza para mirarla.
—T-Tú… Tú… —cerró sus ojos para ordenar mejor sus ideas. Tomó aire y lo botó de a poco, abriendo lentamente sus ojos—. E-Es una broma, ¿verdad?
—No tendría porqué bromear con algo así.
—E-Es que no… ¡No lo entiendo! —exclamó la chica, sentándose en el suelo, ambas manos sobre su cabeza. Suspiró y alzó su cabeza para mirar al vampiro, quien seguía flotando sobre ella—. No te entiendo, Marshall.

El vampiro bajó despacio, hasta sentarse frente a ella. La miró y le dedicó una pequeña sonrisa, mas ésta era vacía, sin algún rastro de felicidad.
—No es necesario que me entiendas. Fi, yo no quiero que cambies tu forma de pensar. Si yo te digo esto, es… es porque tenía que decirlo y ya. Seguiremos siendo amigos, Conejita. Nada cambiará.
Fionna le quedó mirando, aún sonrojada. No sabía qué decir, qué hacer. ¿Debía huir? ¿Debía quedarse y hacer como si nada? Ya no sabía siquiera si debía abrazarle o no. Todo en su mente era confusión y más confusión.
—¿De verdad? —Marshall asintió despacio, sin dejar de mirarla a los ojos.
—Jamás he sido más sincero, Fi.
La humana le miró aún con aquel rubor tiñendo sus mejillas, asintiendo como si acabaran de darle alguna orden.
—Creo que… Creo que debo irme —murmuró, tomando sus cosas y caminando hacia la puerta.
—Conejita, espera —la joven se volteó y le miró nerviosa—. Sólo prométeme que no vas a huir de mí.
Fionna le dedicó una rápida mirada y salió, cerrando detrás de sí la puerta rápidamente. Mas no se corrió como lo pensó en algún momento, sino más bien se quedó apoyada en la madera de la puerta, mirando hacia el rocoso cielo con las palabras del vampiro muy frescas en su mente.
“Todo esto es una broma, una muy mala broma”, pensaba, tratando de convencerse de alguna forma que lo que Marshall había dicho era una mentira. No quería creer algo así.

Inspiró hondo, y en un momento por su mente pasó devolverse y aclarar tanto enredo que se estaba formando.  Pero sabía que no encontraría las palabras adecuadas, y le sería mucho más difícil hacer como si nada pasó. Suspiró, y optó por irse, meditar y volver al día siguiente… después de todo, Marshall era su amigo. Su mejor amigo, más bien dicho. Nunca podría alejarse de él.

Caminó sin prisa hasta la casa del árbol, tratando de distraerse en el camino. Enfrentó uno que otro monstruo, mas éstos eran pequeños y débiles, no un desafío para ella. Para su suerte cuando llegó a casa, BMO estaba ahí, y se veía algo aburrido, por lo que se alegró de sobremanera al verla.
—¡Fionna! —la maquinita corrió hacia ella.
—Oh, BMO… ¿estás solo? —preguntó dejando sus cosas de lado. El aparatito asintió y la chica se agachó para recogerlo—. ¿Quieres que juegue contigo un rato? Así nos divertimos los dos —sonrió de manera dulce.
—¡Sí! —exclamó alegre, alzando ambos bracitos. Fionna creyó morir de ternura al verle así—. ¿Qué juego se te antoja, Fi?
—Humm… ¿qué tal Ataque Ninja 3?
—Como usted diga, Fionna-sensei —respondió BMO, haciendo una leve reverencia. La humana rió ante el gesto, y fue con la pequeña máquina hacia el sillón, dejándola en la mesita de centro y tomando el control principal.

Estuvieron jugando alrededor de una hora sin parar, riendo ante la desesperación de Fionna cuando no podía realizar algún movimiento, gritando victoria cuando lograba vencer a algún jefe y cosas así.
La chica ya iba por la mitad de la última fase, cuando el golpeteo de la puerta la sacó de su concentración, logrando perder una de sus vidas en el juego.
—¡No! —gritó dramáticamente la maquinita, logrando sacarle una sonrisa a la muchacha.
—Guarda el juego, BMO. Ya vendrá mi venganza —indicó, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta. Pero cuando estuvo a punto de tomar el pomo, un pensamiento la detuvo: ¿Y si era Marshall? Aquello le hizo recordar sus palabras, y no pudo evitar ponerse bastante nerviosa y hasta roja. Si era él, ¿qué diría? ¿Le cerraría la puerta en su cara?
El golpeteo volvía a insistir, esta vez un poco más fuerte. BMO miraba a la chica, quien estaba casi tan quieta como una estatua, con su pecho subiendo y bajando debido a su respiración que comenzaba a tornarse agitada. ¡Malditos pensamientos! ¡Malditas suposiciones! La estaban alterando por quizás algo que no tenía que ver. Quizás no era él, quizás era alguien más como algún tipo de vendedor ambulante.
—¿Fionna? —la chica sintió la voz de la maquina llamarla, mas no se giró para verle—. ¡Fionna! ¿Estás bien? —preguntó, corriendo a su lado y chocando su dedo índice contra la pierna de la joven.
—¿Uh? Oh, sí… Sí, tranquilo —medio sonrió y finalmente abrió la puerta.
Apenas vio quien era, soltó un gran suspiro de alivio.
Al otro lado, le esperaba el Príncipe Flama, quien sonrió al verla. Levantó su mano derecha, que estaba envuelta en papel aluminio y le mostró un par de flores de color azul que había cortado de camino.
—Hola, Fi. S-Son para ti —dijo, sonrojándose levemente y extendiendo su mano hacia la chica.
—Son muy lindas, gracias FP —sonrió, tomando las flores y llevándolas a su pecho—. ¿Quieres pasar?
—Oh no. De hecho vine a preguntarte algo —la humana asintió levemente con su cabeza, incitándole a que continuara—. Me preguntaba si querrías salir por ahí… conmigo —dijo, mostrándose algo nervioso.
La propuesta le pilló desprevenida, y aquello se notó puesto que un notorio rubor apareció en su rostro.
—Uh… C-Claro —sonrió un poco, pero de forma sincera—. Espérame un momento, ¿sí? Volveré de inmediato —agregó antes de entrar a la casa, más concretamente a la cocina donde sacó un rollo de papel aluminio. Luego fue por su mochila, y lo metió allí, además de otras cosas que seguramente necesitaría si salía con el Príncipe del Reino del Fuego. Revisó que todo estuviera en orden, y volvió con su amigo—. BMO, si Cake llega y no estoy, dile que salí con FP, ¿de acuerdo? —la maquinita asintió y subió al cuarto de las chicas. Fionna volteó su mirada hacia el príncipe y sonrió—. Ya estoy lista.
—De acuerdo vamos —sonrió ofreciéndole su mano a la chica. Esta se sonrojó levemente y la tomó, saliendo hacia las praderas.

-

Gumball se hallaba en su cuarto, específicamente en su escritorio. Estaba rodeado de papeles y otras cosas, mientras que en su mano tenía sujeto un lápiz, que golpeaba ligeramente contra su cabeza. Parecía algo complicado, por lo que suspiró y dejó el lápiz a un lado, parándose de su lugar y queriendo emprender camino hacia la cocina. Todo parecía tranquilo…
…Demasiado para su gusto.
Detuvo su andar en cuanto estuvo a unos pocos centímetros de la puerta y se volteó, buscando algo o alguien con la mirada, pero no encontró nada. Frunció el ceño y se dirigió hacia el balcón, donde notó que a una parte de sus cortinas le faltaba cierta tonalidad.
—Ese tonto… —suspiró cansado, volteando y mirando hacia todos lados—. ¡Marshall Lee, sé que estás por aquí!
Frente a él, flotando de forma vertical apareció el aludido, mostrándose algo molesto.
—No es divertido cuando no te asustas —comentó, cruzándose de brazos.
—Creo que el tiempo me ha enseñado —dijo, sintiéndose algo orgulloso de no caer en una de las bromas del vampiro—. ¿Qué te trae por mi castillo, Abadeer?
—Estaba aburrido, quise venir a molestarte… Nada fuera de lo normal —comentó, alzando sus hombros despreocupadamente.
—Bien, ahora aquí es cuando me dices la verdad —añadió, cruzándose de brazos y mirándolo fijamente—. Algo te pasa, es muy obvio.
Marshall frunció el ceño sin mirarle, y flotó con rapidez hasta el escritorio de Gumball, tomando uno de sus papeles y leyéndolo.
—Marshall, deja eso y respóndeme —ordenó.
—¿Qué tanto haces, chicloso? —ignoró lo que el soberano había dicho, sin quitarle la vista a los documentos—. ¿Por qué tanto número y cosas así?
Gumball suspiró, sintiendo que en cualquier momento perdería la paciencia.
—Eso no es de tu incumbencia, Marshall Lee. Algo te pasa, y es muy obvio a la vista. Escupe —exigió, quitándole los papeles y dejándolos a un lado.
El Rey de los Vampiros gruñó por lo bajo, y metió ambas manos a sus bolsillos. Bajó hasta que sus pies tocaron el suelo, y bajó la mirada, sintiéndose como un tonto al percatarse que sus mejillas se oscurecían.
—Le dije a Fionna que me gusta —alzó su mirada, y se encontró con que la de Gumball tenía un gesto de sorpresa—. No te hagas el sorprendido, tú mismo me lo dijiste una vez —suspiró—. La verdad, siento que cometí un error, y si Fionna se aleja nuevamente de mí, me sentiré horrible.

El Dulce Príncipe miró a Marshall, esta vez sintiendo algo de compasión por él, después de todo, era prácticamente la primera vez que lo veía como un ser con sentimientos, en vez del típico chico malo-amante de las bromas.
Se le acercó y colocó una mano sobre su hombro, demostrándole que le daba su apoyo.
—Eso no pasará, algo me lo dice.
Marshall le miró, y luego miró la mano en su hombro. Frunció el ceño y alzó la mirada nuevamente hacia el soberano del Dulce Reino.
—Oye, Fresa… No me toques, ¿sí? —apartó la mano, y Gumball rió levemente—. Aunque te agradezco el apoyo moral y toda esa basura, pero lo mejor es que sea Fi quién decida.
—Pero no te quedes sin hacer nada —Marshall le miró sin entender—. Lo que quiero decir es que podrías invitarla a salir un par de veces, tratar de conquistarla de a poco.
—A ver, detén tu carro un segundo, Bubba. ¿Acaso me estás dando consejos de citas? —preguntó incrédulo en un principio. Notó la seriedad de Gumball y luego estalló en risas—. ¡Por Glob! El Dulce soberano del Dulce Reino le da consejos de citas al Rey de la Nocheósfera —siguió riendo, mientras que el príncipe suspiraba algo cansado y se dirigía a su escritorio. Marshall le siguió se quedó flotando a su lado, un poco más calmado.
—¿Terminaste?
—Sí, eso creo…—soltó un par de risillas—. Listo, ahora sí. Pero oye, ¿era en serio?
—¿Lo de los “consejos”? Sí —Marshall le miró frunciendo el ceño—. Oye, tengo que ser honesto: Prefiero mil veces que ella esté contigo, a pesar de que no me agrades del todo, a que esté con el Príncipe Flama. Él es, literalmente, una persona dañina y riesgosa. No soportaría ver a Fionna sufrir por culpa de él.
El vampiro suspiró y se llevó una mano hacia su nuca desordenando un poco sus cabellos.
—También te diste cuenta, ¿verdad? —Gumball asintió—. Más bien, toda la Tierra de AAA se dio cuenta. Y pensé que cuando Fionna me contó sobre su rompimiento, dijo que ya no habrían más oportunidades —esto último lo murmuró con tono nostálgico.

Marshall bajó la mirada, perdido en sus pensamientos. Quizás Gumball tenía razón y debía poner de su parte. Tal vez él debería invitarla a salir más seguido, no a citas propiamente tales, pero sí a hacer lo que solían hacer antes de que él abriera la boca. Quizás, sólo quizás, ésa era una buena idea. No la presionaría, simplemente sería su amigo. Le coquetearía y le recordaría lo linda que es, le haría bromas a ella, pero también la haría reír. Sí, haría muchas cosas por ella.
—Oye, ¿estás bien? —la voz del príncipe le sacó de su “trance”.
—Sí, sí… —miró su muñeca como si en ella tuviera un reloj—. Será mejor que me vaya. Me está dando hambre, y honestamente tus cortinas no son tan sabrosas como se ven —se burló, flotando hacia la ventana. Miró a través de ésta, y se dio cuenta que comenzaba a oscurecer. Hizo un gesto con la mano, y salió, perdiéndose entre los árboles del bosque.

-

A medida que avanzaba, más hambriento se sentía. Por suerte se hallaba cerca del campo de fresas, pues podría detenerse unos minutos a descansar a comer. El día había sido emocionalmente agotador.
Se tiró en medio del campo, rodeado de un montón de fresas que había sacado previamente, y se quedó mirando el estrellado cielo que se presentaba ante él. Suspiraba de vez en cuando, recordándose lo tonto que había sido al abrir su bocaza. Y de seguro ahora debía soportar el inminente, pero a la vez inconsciente alejamiento de su amiga hacia su persona.
De a poco fue cerrando sus ojos, relajándose gracias al silencio y la suave brisa que acariciaba su rostro, despeinando un poco su cabello. Pero lo bueno dura poco, y así lo comprobó él.
No muy lejos de ahí, se escuchaban unas risas, que al menos para él, era muy familiares. Aún con sus ojos cerrados, frunció el ceño y gruñó por lo bajo, preguntando a la deidades que porqué justo tenían que estar en ese momento y en especial en ese lugar.
Suspiró, se volvió invisible y se levantó de su sitio lentamente, con su vista enfocada en la feliz pareja.

Y allí estaban ellos: el Príncipe Flama y Fionna. Ambos sentados, mirando al cielo, conversando y a veces riendo. Marshall se dio cuenta que el soberano trataba de abrazarla de alguna forma, pero parecía nervioso de hacerlo. Algo que de cierta manera, aliviaba al vampiro. Fionna, en cambio, mantenía abrazada sus rodillas, con su cabeza en alto mirando al cielo, aunque de repente se giraba para poder ver a su acompañante a los ojos. Algo que llamó la atención de Marshall Lee, fue que ella se veía tranquila. Se notaba feliz, muy al contrario por como él la había visto hacía un par de hora atrás: nerviosa y algo temerosa. Pensar en eso le hizo sentir un tanto culpable. Sacudió su cabeza como espantando aquellas ideas de su mente y decidió que lo mejor sería irse de allí. Ya había tenido suficiente.

Por otro lado, los dos jóvenes seguían en su mundo. Conversaban de cualquier cosa, reían por las bromas, o a veces sólo se quedaban en silencio, ya sea mirándose uno al otro o contando las estrellas. En un momento de esos tantos silencios que había, Fionna se quedó mirando al Príncipe Flama, mas éste pareció no darse cuenta.
La chica pensaba en lo bien que la pasaba a su lado, y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. FP era un gran chico, definitivamente. Ya no era ese ser malvado que conoció a los catorce, ahora era totalmente distinto. Ya no buscaba dañar a los demás, sino compartir con ellos y ayudarles en lo posible, y a lo mejor era por la influencia que ella ejerció en él durante su relación. Sea cual sea la razón, ella estaba agradecida de haberle conocido, y de que allá aparecido en ése momento.
De alguna manera, FP le había hecho olvidar todo el estrés que sentía por lo ocurrido con Marshall, y vaya que sí fue un alivio para ella. En verdad, le estaba agradecida por ello.

No se dio cuenta del tiempo que pasó mirándole, quizás fueron tan sólo unos segundos o pudieron ser minutos, pero sumergida en sus pensamientos, sentía que no había pasado mucho. La pequeña sonrisa se mantenía en su rostro algo sonrojado, producto del calor de su acompañante.
—¿Fi? —el príncipe capturó su atención—. ¿Pasa algo? —la chica negó suavemente, ensanchando sólo un poco más su sonrisa. Se acercó, y en un movimiento rápido, besó la mejilla del soberano. Éste se ruborizó a más no poder y la joven rió un poco por ello—. ¿Y-Y eso p-por qué? —preguntó, llevándose una mano hacia su mejilla.
—Es mi forma de darte las gracias —murmuró, volviendo a mirar hacia el cielo—. Te agradezco por aparecer hoy, FP.
—Fionna —la aludida le miró—, no tienes porqué agradecer nada. Estaré siempre que me necesites o no —ambos rieron por lo bajo. El Príncipe Flama acercó una de sus manos al rostro de ella y le sonrió—. No olvides eso, ¿sí?
Fionna negó con su cabeza, de alguna forma prometiendo que no lo haría. FP no borró su sonrisa de su rostro y se acercó a ella, estando a tan sólo un par de centímetros alejado de la cara de la aventurera, y como era de esperarse, ésta estaba roja hasta las orejas.
—¿Q-Qué sucede?
—Fi, tengo que ser muy directo y sincero contigo —murmuró—. Si soy así contigo, es porque aún no puedo olvidarte. Fuiste importante para mí, y lamento que todo haya acabado… —la chica iba a decir algo, pero él la interrumpió—. Hablo en serio. Si tan sólo me dieras una oportunidad, Fionna. No pido más.
La joven se quedó muda durante algunos segundos, mirando fijamente a su acompañante. Genial, ahora sí que su cabeza era un torbellino, que bajaba de su cerebro a su corazón. ¿Qué debía hacer? ¿Aceptar a FP? Por algo las cosas no habían funcionado. Pero no iba a negar que el buen recuerdo, y quizás algunos sentimientos aún seguían allí, y lo sabía muy bien.
Pero también estaba Marshall. Su amigo. Aquel vampiro molestoso y amante de las bromas, que la hacía reír y que la apoyaba en todo. Aquel muchacho que haría lo que fuera por verla feliz…
…Y aquello la confundía aún más.

Bajó su mirada y suspiró, preocupando un poco a su acompañante.
—¿Fi?
—La verdad, FP… —comenzó, mirándole—. Y-Yo no sé. Lo lamento. Mira, yo aún siento cosas por ti, no lo voy a negar —confesó con un rubor en sus mejillas—, pero… Pero no sé si esto sea lo correcto.
El Príncipe Flama acarició su rostro y sonrió con ternura, provocando en ella aún más confusión.
—Sólo piénsalo, ¿sí? Yo te esperaré, mi princesa.

La chica asintió sin mucho ánimo, y tras despedirse de él, corrió a casa. Sólo quería dormir y poder olvidar todos sus problemas, pero sabía que no iba a ser así. Y también sabía que Cake la iba a interrogar apenas la viera, y de seguro ella no aguantaría más y explotaría. Buscaba alguna solución, algo que le dijera qué decisión tomar. Porque si algo ya sabía, es que la confesión de Marshall Lee dio vuelta su mundo.
Asfadsfadsfads por fin! Por fin me digné a aparecer y subir el capítulo que muchos esperaban! Y traté de hacerlo lo más :iconsoverylargeplz: (?) posible como una disculpa por la demora u_u

Oigan ¿en serio? ._. 44 watchers y 1645 pageviews! Oooh, chicos, hicieron mi noche :iconexcitedplz:

Ahora, viene la mala noticia: No me pregunten cuándo rayos subiré el siguiente, porque ni yo lo sé. Onda, la facultad me LLENÓ de pruebas las siguientes dos semanas y será feo... I see a matanza colectiva coming(?) Así que... Dunno, pero apenas lo tenga lo subo, ustedes saben :heart:
Agradezco la paciencia!! Pucha que son lindos, los amo u///u
Y bueno, cualquier información extra-oficial(?) la daré por el Journal :3

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nattylabebe's avatar
spaz kermit spaz kermitspaz kermit spaz kermit TENGO MUCHA HAMBRE pero si me boy a comer mi hermano me quita la compu y después tengo que esperar asta la noche a que el se aburra y me la de POR QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE Nuu Nuu Nuu HTTYD2.6 HTTYD2.6 HTTYD2.6 HTTYD2.6